Ejercicio, dieta y ¡risa!

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Fernando es un septuagenario que cree firmemente en la importancia de mantenerse saludable, sin dolores ni molestias. Él asegura que la edad no es más que un número y que siempre debe esforzarse por estar en forma.

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Fernando es un hombre activo que le gusta correr, ir al gimnasio y caminar. Todos los días comienza el día corriendo por el barrio. Además, lleva una dieta equilibrada y equilibrada en nutrientes.

La alimentación rica en proteínas es fundamental a los 70 años. Alimentos como carne magra, huevos, pescado, lácteos bajos en grasa y legumbres son especialmente importantes.

Fernando desayuna batidos de frutas y verduras frescas como plátanos, manzanas, espinacas, col rizada y zanahorias. Un almuerzo habitual consiste en una ensalada grande con muchas verduras. Las frutas y verduras son fuentes de vitaminas y fibra, lo que contribuye a un buen tránsito intestinal y a una hidratación adecuada.

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Preservar el cuerpo y la mente es una preocupación de muchas personas mayores como Fernando, y con razón: para envejecer y ser autónomo el mayor tiempo posible, mantenerse en forma después de los 70 años implica un buen estilo de vida.

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A medida que el cuerpo envejece, es tentador no moverse y descansar, pero no es una excusa para matar el tiempo: cuanto menos ejerce los músculos, más se deteriora su estado, dificultando la movilidad.

Es necesario hacer ejercicio después de los 70 años para prevenir las molestias y los dolores, el aumento de peso, las enfermedades crónicas como la hipertensión, la osteoporosis o los problemas vasculares. El ejercicio físico incluso demora la aparición de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Parkinson.

Al liberar endorfinas, la hormona del bienestar, el deporte produce bienestar físico y mental, reduciendo el riesgo de depresión. Mantenerse en forma después de los 70 años fomenta la confianza en uno mismo e incentiva a cuidar su aspecto, lo cual es beneficioso para la moral.

Un ejercicio moderado, ajustado a su condición física, durante 3 horas a la semana equivale aproximadamente a 20 a 30 minutos al día. Las actividades físicas recomendadas son: caminar, nadar, montar en bicicleta, caminar o hacer gimnasia suave. También hay actividades como el golf, el yoga, el taichí o la jardinería. Además, para estar en forma hace falta una vida social satisfactoria, con salidas, compartir momentos de placer y descubrimientos.

La risa ayuda a reducir el estrés y mejora la circulación cerebral.

En realidad, la risa tiene el mismo efecto que el ejercicio en los vasos sanguíneos, según los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.

Frutas maduras.

Estudios recientes demuestran que las frutas maduras son buenas para la salud y la longevidad. Por lo tanto, las peras y las moras maduras contienen más antioxidantes que combaten las enfermedades. En el caso de la sandía, el color rojo oscuro indica que esta contiene una mayor cantidad de licopeno, un antioxidante que reduce el riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas.

Menos analgésicos.

De acuerdo con un informe de la Agencia Americana de Alimentos y Medicamentos (FDA), el consumo habitual de analgésicos como el ibuprofeno o el naproxeno está asociado a un aumento del 10 % en el riesgo de infarto o accidente cerebrovascular. Reserve el uso para el dolor agudo y tome la dosis más pequeña posible durante menos tiempo.

Un salvavidas.

Para vivir más tiempo y saludable, manténgase bien hidratado: la orina debe ser de color amarillo claro. Esto reducirá el riesgo de desarrollar cáncer de colon y sus riñones se mantendrán en plena forma.

Leer más.

La investigación lo confirma: la lectura es buena para vivir más años. Los que se sumergen en un libro, aunque solo sea media hora al día, se ven favorecidos en términos de longevidad sobre los que no leen.

Compañero de cuatro patas.

Una mascota tiene el poder de reducir la ansiedad, bajar la presión arterial e incluso mejorar las posibilidades de sobrevivir a un infarto, según muchos estudios. La adopción de un perro es muy recomendada por la Asociación Americana del Corazón (AHA), ya que los dueños de perros tienden a ser más activos y menos vulnerables a las consecuencias del estrés. 

Por la escalera es mejor.

Investigadores de la Universidad de Ginebra, Suiza, han revelado que subir o bajar las escaleras en lugar del ascensor reduce el riesgo de morir prematuramente en un 15 %. Al realizar esta actividad diaria, evita seis meses de “desgaste cerebral”, según investigadores de la Universidad Concordia en Montreal, Canadá.

Ser inquieto no es malo.

Moverse es bueno. Un estudio británico demostró que sentarse más de siete horas al día aumenta el riesgo de morir en un 30 %. ¡Pero, eso no se aplica a los inquietos! En aquellos que se mueven todo el tiempo, que hacen pequeños movimientos, especialmente con las manos y los pies, el riesgo no aumenta.

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